Se trata de una "mejora" de la privacidad añadida a Android 10 que los desarrolladores tienen que cumplir. Con Android 10, las apps ya no pueden lanzar actividades en segundo plano sin la interacción del usuario.
Estas restricciones ayudan a minimizar las interrupciones y a mantener un mayor control sobre lo que se muestra en su pantalla.
Las apps ahora tendrán que pedir permiso a los usuarios para lanzar actividades en segundo plano enviándoles una notificación.